Por: Eduard Morales Ugalde
Estudiante de la Universidad Nacional, campus Liberia.
Persona adolescente trabajadora
La realidad económica de nuestro país, lamentablemente favorece a que los adolescentes se incorporen al trabajo para complementar el ingreso de sus familias, o ya bien sea para mantenerse a sí mismos.
Tristemente esta es una situación que limita en gran manera el acceso a los servicios de educación a los menores de edad.
Debido a la desventaja económica, educativa y social, esta población por lo general se desempeña en puestos de trabajo como peones agropecuarios, vendedores ambulantes o incluso de peones en construcciones.
Sin embargo, existen ciertas reglas y restricciones emitidas por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, que pide a las empresas tomar en cuenta a la hora de contratar a un menor de edad. Por ejemplo, para comprender con mayor claridad, es importante saber que, primeramente, un menor para ser contratado deberá ser únicamente mayor de 15 años, y que además no necesitan ningún tipo de permiso de trabajo.
Solo si cumplen con este requisito, podrán ser contratados sin ningún temor a infringir la ley. Además, es importante saber que la jornada diaria de una persona adolescente trabajadora es de 6 horas diarias.
Es importante mencionar que todas las personas, independientemente de la edad, tienen el derecho a que se les respete sus derechos humanos. Sin embargo, suele suceder que cuando los menores de edad comienzan la vida laboral, son explotados y violentan sus derechos fundamentales, como lo son la salud, educación y a la libertad de expresión.
Es por estas razones que considero que es necesario incentivar a los y las adolescentes a que permanezcan en el sistema educativo, pero, para esto se deben de dar las condiciones para acceder a una educación básica que les permita culminar sus estudios, y de esta manera, puedan adquirir nuevos conocimientos, habilidades y actitudes que mejoren su vida.
Para concluir este tema, es fundamental que tanto los adolescentes y empleadores, tomen en cuenta sobre la importancia de las condiciones y ambientes de trabajo, y sobre cómo puede incidir en la salud física y mental.
Además, se hace un llamado a los adultos de nuestro país, a denunciar cualquier caso de explotación que atente contra la integridad física o mental, con el fin de proteger a nuestros adolescentes.
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